Franco Brzovic

Por qué somos diferentes

Por: Franco Brzovic | Publicado: Viernes 4 de enero de 2013 a las 05:00 hrs.
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Muchos se preguntarán por qué Chile es diferente a otros países, especialmente tratándose de crecimiento y desarrollo. La respuesta es muy simple y obedece principalmente al cambio sustancial de las políticas de Estado de los últimos 30 y tantos años que permitieron la libertad y la responsabilidad individual de las personas.



Coincide con este diagnóstico el caso de Estados Unidos, donde el distinguido profesional Axel Kaiser en una columna titulada “La Ruina de Estados Unidos”, afirma que el decaimiento económico de ese país obedeció justamente a que las políticas libertarias de su independencia fueron abandonadas, terminando con un estado bienestar, altamente endeudado.

Las formas políticas de antaño, dirigistas, en extremo paternalistas, reguladoras y absolutistas de lo que era bueno o malo para el pueblo, se plasmaron en el fracaso de modelos extranjeros tanto de Estados Unidos como la Unión Soviética. Chile se distanció de ellos, resolviendo su propio destino, el que entre otros, le ha permitido sortear con éxito las diferentes crisis económicas.

Ejemplar ha sido también el interés de las personas por capacitación. El nacimiento desde los años 80 de tantas universidades e institutos técnicos privados fue una respuesta que, académicos primero, y empresarios después, dieron al explosivo interés de la población. Las recientes movilizaciones de estudiantes, al final del día, volcaron el tibio interés de gobiernos pasados, a una actitud positiva y generadora de incentivos, cuya gestión inteligente está hoy en manos de un connotado ministro.

Sin embargo y a pesar de la prédica de políticas añejas, la libertad y el emprendimiento que ha caracterizado a nuestro país sigue su ruta inexorablemente. La responsabilidad de las personas al reconocer que el éxito se debe más a su esfuerzo que a políticas impuestas desde arriba, espero constituya una virtud ya arraigada.

Voces de sirenas cuestionan, entre otros, la eficiencia de nuestro sistema tributario. Los precandidatos anuncian sus políticas impositivas, proponiendo algunos de ellos cambios en su estructura. Buenas razones tendrán, pero no deberán olvidar que uno de los pilares del éxito de Chile ha sido este sistema, especialmente en la concepción de la empresa y sus socios o accionistas.

Recordará el lector que es la empresa la que paga impuesto al obtener sus utilidades, y que sus socios o accionistas lo harán en la medida que las retiren, lo que es un acto libertario, que dicho sea de paso, es la admiración de tantos países desarrollados o no.

Este sistema integrado, además de resolver el excesivo endeudamiento que afectaba a las empresas en los años 70, ha mostrado ser un elemento virtuoso en la inversión. Dirán que es acumulativo de riqueza para los más ricos, lo que probablemente podrá ser así, pero tampoco hay que olvidar que ésta es una opción para todos los emprendedores y que limitar su actuar o aumentar la carga tributaria, desalentará sus impresionantes esfuerzos.

Veremos qué ocurre en el futuro. Lo que no podrá suceder es que el renacimiento de políticas dirigistas y de mayores cargas tributarias desincentiven a los emprendedores, ya que hemos visto su esperanza y esfuerzo para plasmar libremente sus destinos.

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